El Sub Comandante Altamirano plantea la hipótesis central de que la creación del extinto Consejo Nacional de la Cultura y las Artes –actual Subsecretaría de las Culturas y las Artes– fue una estrategia deliberada en el contexto de la postdictadura chilena. Según el autor, su propósito no fue fomentar el desarrollo cultural, sino desarticular la gestión cultural popular, cuyo principal referente fue Andrés Pérez Araya, con el fin de imponer un modelo de gestión cultural de corte neoliberal.
Esta tesis, desarrollada en su próximo libro Cultura: Andrés Pérez versus Carmen Romero, se presenta con una metodología de “puertas abiertas”, invitando a la ciudadanía a participar en el debate a través de una conversación pública que se realizará el sábado 18 de octubre, a las 17:00 horas, en Estación Central.
Origen y linaje del plan neoliberal
Altamirano sostiene que la creación del Consejo de la Cultura se inspiró en las ideas de Agustín Squella Narducci, quien fuera designado asesor cultural por el entonces presidente Ricardo Lagos Escobar.
El autor destaca el linaje político e ideológico de Squella, estableciendo una relación entre su ascendencia familiar –a través de Marcos Squella Lopetegui y Luis Cousiño Squella– y la ultraderecha liberal, corriente que comparte raíces con la ultraderecha conservadora representada por Arturo Squella Ovalle, actual presidente del Partido Republicano.
Esta convergencia, afirma Altamirano, se consolidó bajo el gobierno de Lagos, al que Carlos Altamirano Orrego calificó como “el mejor gobierno de la ultraderecha postdictadura”, esto fue ratificado por el mundo empresarial, que lo elogió por encima de las administraciones de Sebastián Piñera.
El modelo de gestión cultural neoliberal promovido por Lagos y Squella se materializó en figuras funcionales al establishment, como la gestora cultural Carmen Romero Quero. Altamirano subraya también el abolengo de su pareja, el actor Francisco Reyes Morandé, descendiente por línea paterna de la familia Reyes –con figuras coloniales como Judas Tadeo de los Reyes– y por línea materna de la casta Morandé, vinculados a la industria vitivinícola, a exministros y al conocido animador Enrique “Kike” Morandé Peñafiel.
La consolidación del capitalismo en la cultura.
De acuerdo con Altamirano, este proceso permitió que la ultraderecha ampliara su presencia en el campo cultural y artístico, un territorio históricamente ajeno a su influencia. El autor advierte que, pese al discurso rupturista de figuras como José Antonio Kast, la ultraderecha no desmantelará la actual institucionalidad cultural, ya que esta se ha transformado en una fuente de negocios de alto rendimiento económico.
El análisis del Subcomandante Altamirano profundiza su crítica al sistema, identificando un consenso transversal que reproduce la lógica capitalista en distintos sectores políticos:
- Aunque existen diferencias históricas y antagónicas –entre un PC de Jara y un Republicano de Kast, al que compara con la UDI original de Jaime Guzmán Errázuriz–, ambos proyectos se inscriben dentro del pensamiento neoliberal.
- El Partido Republicano, sostiene, es un “partido capitalista reaccionario”, mientras que el actual Partido Comunista actúa como un “partido capitalista progresista”. Ambos, aunque opuestos en apariencia, refuerzan la reproducción del capitalismo.
- Para ilustrar su argumento, Altamirano compara la alta desigualdad chilena (índice de Gini elevado) con la de China, impulsada por su Partido Comunista, y la contrasta con Eslovaquia, el país menos desigual del mundo, gobernado por una izquierda no adscrita a la socialdemocracia clásica y sin presencia de partidos comunistas ni republicanos.
La victoria en la barriada: la persistencia de la cultura popular
La tesis culmina destacando la derrota moral y práctica del proyecto oligárquico: en cuanto la gestión cultural popular ha logrado sobrevivir y, más aún, mantener su vitalidad de forma autónoma, al margen del aparato estatal.
Esa fuerza creativa y comunitaria se encuentra en las barriadas populares, donde se forja una identidad rebelde frente a un presente marcado por la precariedad y el control territorial del narcotráfico. De este contexto emergen expresiones culturales que actúan como espacios de resistencia cultural y dignidad, entre ellas:
- Medios y colectivos: Panteras Negras (1980), Radio Francia (1990), Legua York (1997) y TV Señal 3 de La Victoria (1997).
- Música: el hip hop como principal forma de resistencia juvenil, y la obra de Tata Barahona para el público adulto.
- Vanguardia escénica: la comedia de crítica social encarnada en el stand up contemporáneo.
Saludos,
Editorial Ejército Pacifista de Liberación Nacional (EPLN-BA)
