Noviembre acerca ya su cita ineludible, con elecciones de semblante mustio y huraño; la faz del hartazgo, palpable e irredimible. El pueblo, en tensa espera, acecha su acción.
No es promesa, es castigo, lo que en silencio fragua, la revancha cívica en la urna que espera: será el fragor del estallido mesa a mesa.
El hartazgo es el martillo que, sin freno ni cuartel, hará trizas la frágil partitura partidaria . Y el telón de fondo, terco, amargo e infiel, es un otoño que a la luz primaveral reniega y la desgarra.
La estación no cede, se aferra al ocaso sombrío, negando el verdor, la esperanza y el canto. Es el tiempo en que el voto se vuelve escalofrío , y la voluntad social es ceniza y quebranto.